Juanito era un niño como hay muchos, le gustaba jugar al futbol, ir a la escuela, visitar los parques, y por supuesto, ver las caricaturas en la televisión y comer galletitas de chocolate.
Cuando Juanito cumplió 7 años sus papás le dijeron que le tenían una sorpresa muy especial, él pensaba que sería una nueva pelota, quizá el video de sus películas favoritas, o el nintendo que había pedido desde la navidad anterior, estaba muy emocionado por recibir el paquete para quitarle los moños, rasgar el papel, abrir la caja y disfrutar ese regalo tan esperado.
Después de la fiesta de cumpleaños con sus amigos de la escuela, donde jugaron hasta que se cansaron y comieron pastel, gelatina, ensalada y dulces de todos los colores y sabores, Juanito estuvo abriendo sus regalos, había recibido diversos juguetes, ropa, un libro de cuentos y buscaba aquel que sus papás le prometieron y no lo encontró, ellos le dijeron que en ese momento se lo darían.
Se sentaron todos a la mesa y el papá empezó a platicarle si notaba algo diferente en la mamá, hasta ese momento Juanito se dio cuenta que la mamá estaba algo gordita, sobre todo del abdomen, se sorprendió de no haberlo notado antes, pero debido a que el tiempo libre lo pasaba frente a la televisión o jugando futbol con sus amigos, Juanito sólo platicaba con sus papás en los horarios de las comidas y la mamá estaba sentada, no alcanzaba a notar todos sus cambios.
Los papás se rieron de la cara de asombro de Juanito y le compartieron que la sorpresa era que la familia iba a aumentar, Juanito recordó a su abuelita que vivía en otra ciudad y les preguntó que si se trataba de que ella viviría en su casa, pero le dijeron que el nuevo miembro sería un hermanito que nacería muy pronto, tendría con quien jugar y compartir las diversiones de todos los días.
Juanito con mucha curiosidad preguntó si el hermanito lo acompañaría para ver las caricaturas, le explicaron que cuando los bebés están pequeños pasan la mayor parte del tiempo dormidos, pero que otra noticia agradable era que la abuelita María, los visitaría para acompañarlos en las fechas que naciera el bebé.
Entre los días de clases, los juegos, los programas de caricaturas que son uno después de otro y apenas dejan tiempo para comer y cenar, la abuelita María llegó a la casa, todos la recibieron con alegría, en especial Juanito. Muy pronto la mamá se trasladó al hospital para que naciera el bebé y las costumbres de la familia cambiaron.
En los días que la mamá estuvo ausente de la casa a Juanito lo atendía la abuelita María, la cual mientras hacía la comida escuchaba una cajita que producía muchos sonidos, voces de personas que hablaban como si estuvieran en un programa de televisión, se escuchaban canciones que la abuelita repetía y la hacían sonreír mucho, en ocasiones Juanito se quedaba escuchando aquellas voces que salían de la cajita, y se preguntaba cómo le hacían para que pudiera suceder, dónde estaban las personas, de qué manera en una cajita tan chiquita había espacio para músicos, cantantes y todos aquellos que hablaban de diferentes temas.
Juanito le preguntó a la abuelita qué tipo de cajita era esa que producía tantos sonidos, ella le contestó que la famosa cajita era un radio, un aparato para tener comunicación, desde un lugar que le llamaban "la estación" y por medio de la electricidad y una antena podía recibir la información y le señaló en la cajita muchos números que le permitían identificar el canal o "la estación" que ella prefería, sintonizando igual que cuando se escoge el canal favorito de la televisión.
La abuelita le explicó que el radio le había acompañado desde su infancia, en aquellos tiempos no había televisión y parte de la diversión familiar era escuchar el radio, ahí se presentaban muchos artistas, también las noticias fueron primero en el radio, había radionovelas, parecidas a las telenovelas de ahora, incluso había un programa para niños de un señor que cantaba canciones y contaba cuentos para niños.
Ella se había acostumbrado a ese tipo de comunicación y durante el día lo tenía prendido en su casa, como alguien que estuviera cerca y le platicara de todo lo que ella quería saber, aunque estuviera ocupada en diferentes labores el radio seguía hablando, incluso le seguía contando cuentos.
Juanito se sorprendió que alguien contara cuentos en la cajita, muchas noches cuando él se iba a dormir, la mamá escogía un libro y leía cuentos, algunas veces no alcanzaba a escuchar todo el relato, se dormía y soñaba con todo aquello que la mamá le había estado leyendo; cuando despertaba Juanito pensaba que terminaría de leer el cuento que no había alcanzado a escuchar la noche anterior, pero la tarea, el futbol y las caricaturas de la televisión no le dejaban tiempo suficiente para hacerlo y pasaban los días y no tenía oportunidad de leer y conocer los libros que tenía en su recámara.
La cajita de sonidos, como él le llamaba, lo tenía intrigado, igual que los cuentos que no sabía los finales por quedarse dormido; mientras regresaba la mamá Juanito platicaba mucho con la abuelita y se sentaban en la cocina para que la señora le ayudara a hacer la tarea, acompañados siempre por los mensajes que salían del radio, ella le comentaba de sucesos de los que se había enterado a través de los noticieros que escuchaba, algunos postres que Juanito saboreaba, la abuelita los había escuchado en la radio y llegó el momento que Juanito lo prefería a ver la televisión.
Llegó el domingo y mientras estaban desayunando la abuelita sintonizó el radio, en el preciso momento que anunciaban un programa para niños, Juanito se puso muy atento, pues la persona que hablaba decía que también estarían algunos niños platicando con los que escuchaban, y empezaron con música que hablaba de jugar, estudiar, con un ritmo que hacía que Juanito moviera los cubiertos de la mesa.
Juanito se levantó y dio unos pasitos de baile, siguió desayunando y escuchando lo que decían, cuando llegó el momento de las adivinanzas, Juanito y la abuelita hacían competencias para identificarlas rápidamente, recordó que en la escuela también jugaban y estudiaban con ese tema y trató de memorizarlas para decirlas a sus amigos.
La cajita de sonidos todavía tenía más sorpresas para Juanito, anunciaron el cuento del día, él recordó aquello que siempre se quedaba dormido antes de escuchar el final y se propuso escucharlo completo, le gustaban todas aquellas historias que se relatan, aventuras, problemas que tienen los personajes y que cuando estaban por resolverlos le llegaba el sueño, ahora tenía tiempo para conocer el cuento completo, terminó el vaso de leche con chocolate y muy atento empezó a escuchar música que daba la intención de algo emocionante, la lectura se inició y la imaginación de Juanito empezó a volar.
Los niños leían y Juanito seguía el curso de la lectura, hablaban de un niño que en un día de campo se había ido caminando y encontró un túnel, como era muy curioso se asomó y al fondo alcanzó vio unas luces muy llamativas, tratando de divertirse se introdujo en ese lugar y aunque caminaba no llegaba al lugar de las luces, pero a cada paso se abría una puerta tras la cual estaban personajes que le invitaban a realizar alguna actividad como jugar futbol o trepar a un árbol.
En cada palabra leída los narradores hacían sentir toda la emoción de lo desconocido para el niño: "Luis sigue caminando, por momentos parece que el túnel se va haciendo más angosto, le es difícil ver las luces, está cansado, asustado, tiene sed y miedo de no alcanza a regresar donde están sus papás, por voltear a los lados buscando la salida, no se fija que en el sendero están unas piedras que al pisarlas hacen que se resbale y caiga hasta el fondo de un barranco...."
La música acompañaba estas situaciones y Juanito y su abuelita estaban muy serios esperando lo que se leyera y conocer la manera en que el niño del cuento saldría del túnel y regresaría con su familia, que ya lo buscaban por entre los árboles del bosque.
Juanito recordaba que en algunas ocasiones él también había jugado a que caminaba por un pasillo secreto, donde le salían al paso los personajes de las caricaturas que él veía en la televisión, ahora disfrutaba lo que escuchaba que leían, imaginaba el final, que el niño corría y sin abrir ninguna puerta alcanzaba la salida; que las luces que se veían al final pertenecían a un duende encantado o algún brujo que lo dejaría convertido en estatua por ser tan curioso.
Los narradores siguieron leyendo: "...los papás de Luis gritaron muy fuerte el nombre del niño para que él les escuchara y regresara, por un espacio entre los árboles vieron la camiseta amarilla que llevaba el niño, corrieron hacía él y lo abrazaron muy fuerte, el niño se dio cuenta que no había túnel, su imaginación lo hizo ver por la forma que tenían los árboles donde andaba paseando y la luz era el sol que se veía por entre los arbustos, la enseñanza que había recibido fue que no debía alejarse de sus papás pues podía perderse..."
Los acordes de la música y el mensaje de "colorín, colorado, este cuento ha terminado", hicieron a Juanito regresar a la realidad de que estaba en la cocina, acompañado de la abuelita, se dio cuenta que al fin había escuchado un cuento completo y le había gustado todo lo que dijeron en el programa.
Juanito también escuchó que estaban gritando su nombre, sus papás con el bebé en brazos, entraban en la cocina, habían estado tocando la puerta y llamándoles para que abrieran, pero de lo emocionados que estaban ni Juanito ni la abuelita habían escuchado, ahora Juanito no sabía qué hacer, si platicarles a sus papás del descubrimiento de la cajita de sonidos o preguntarles cómo estaba su hermanito, habría mucho tiempo para comentar todo eso, ahora quería un abrazo de ellos, igual a como se imagino que se lo dieron al niño del cuento que había escuchado en la cajita de los sonidos.
María Guadalupe Cárdenas Madero
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